Refractor Reflector tipo Newton Catadióptrico tipo Schdmitt-Cassegrain
¿Que telescopio compro?
A la hora de elegir un telescopio, hay que tener en cuenta sus dos aspectos mas importantes: óptica y mecánica, es decir, el tubo óptico y la montura.
EL TUBO ÓPTICO:
Hay, básicamente, tres tipos principales o mas ampliamente utilizados de tubo óptico:
1.- Refractores: Su objetivo está constituido por un sistema de lentes. Los que tienen una corrección casi total de la aberración cromática son los llamados apocromáticos o «apo» y a los mas corrientes, con una corrección parcial de dicha aberración cromática, se les denomina acromáticos.
Para diámetros superiores a 80 o 90 mm (no recomiendo los de diámetro inferior) el precio se dispara de forma exponencial, siendo bastante mayor en el caso de los apocromáticos.
2.- Reflectores: Su objetivo es un espejo cóncavo, llamado espejo principal o primario y llevan además otro espejo mas pequeño llamado espejo secundario, para dirigir la luz hacia el plano focal (donde se sitúa el ocular, la cámara, etc). A este grupo pertenecen los tipo NEWTON (o Newtonianos) y los tipo CASSEGRAIN (una variante mejorada es el RITCHIE CHRETIEN).
Los de tipo Newton, debido a su mayor facilidad de construcción, son los que cuentan con una mejor relación precio-prestaciones.
Yo recomendaría que el diámetro del objetivo fuera no inferior a 125 o 150 mm. para este tipo de telescopio.
3.- Catadióptricos: Son de un diseño mixto ya que tienen una lente o «placa correctora», un espejo primario y otro secundario. A este grupo pertenecen, por ejemplo, los SCHMIDTH-CASSEGRAIN y los MAKSUTOV-CASSEGRAIN. (estos son tipos de diseño óptico, no marcas comerciales)
Su diseño los hace menos voluminosos y mas compactos que los reflectores de similares características (la longitud del tubo se reduce aproximadamente a la mitad). Tienen una buena relación precio-prestaciones, siendo algo mas caros que los reflectores.
La misma recomendación que para los reflectores en cuanto al diámetro.
DATOS PRINCIPALES DEL OBJETIVO:
En general, para cualquier tipo de tubo óptico, los dos parámetros principales que tenemos que considerar con respecto al objetivo (sea lente o espejo primario) son:
1).- Diámetro o apertura ( D ):
Determina dos características muy importantes:
a) Luminosidad: Cuanto mayor sea el diámetro, podrá captar mas caudal de luz y permitir, por tanto, ver objetos mas débiles. En astrofotografía, un objetivo más luminoso, además, nos permite reducir el tiempo de exposición necesario.
b) Poder de resolución: Cuanto mayor sea el diámetro, permitirá distinguir detalles mas pequeños o «separar» dos o mas objetos que se vean muy juntos y que de otro modo (con un diámetro mas pequeño) los veríamos como si fueran un solo objeto.
Así que, cuanto mayor sea el diámetro, mejor (recomiendo como mínimo 80mm si es un refractor y no menos de 125mm si se trata de un reflector).
2).- Distancia focal ( f ):
Determina el aumento o grado de amplificación de la imagen del telescopio, así que si nos interesa ver objetos de pequeño diámetro aparente (como, por ejemplo, los planetas), necesitaremos una focal larga, pero si preferimos ver objetos mas extensos (cúmulos abiertos, nebulosas, etc.) entonces necesitaremos una focal mas corta.
Pero también nos determina, de forma inversamente proporcional, la luminosidad de la imagen observada, es decir, que, para un diámetro (D) dado del objetivo, cuanto mayor sea la distancia focal (f), mayor será el aumento, pero menor la luminosidad de la imagen observada.
Así que, igual que podemos ver para los objetivos fotográficos, la luminosidad de la imagen que nos dará un telescopio queda expresada por la relación f / D, que en los telescopios de aficionado suele estar comprendida entre f / 4.5 (imagen mas luminosa) y f / 15 (imagen menos luminosa).
La distancia focal (f) suele estar comprendida entre los 600 mm y los 3000 mm.
Si no tenemos decidida ninguna preferencia especial (telescopio para uso general), tendremos que buscar un compromiso medio en cuanto a la focal (las focales mas usuales están entre 1000 y 2500 mm) y añadir una lente de Barlow para alargar la focal en unos casos, o un reductor de focal para reducirla en otros.
EL OCULAR: Es una pequeña pieza cilíndrica o tubo provisto de lentes, donde se aplica el ojo para observar. Su parámetro principal es su distancia focal, la cual determina el aumento del telescopio que es igual al cociente de dividir la distancia focal del objetivo entre la distancia focal del ocular (por ejemplo: un objetivo de 2000 mm de focal con un ocular de 40 mm nos dará un aumento de 2000 / 40 = 50, es decir, que veremos la imagen del objeto observado con un tamaño 50 veces mayor que a simple vista).
Así que con diferentes oculares podemos obtener diferentes aumentos para un determinado tubo óptico.
La calidad del ocular es también fundamental para obtener una buena calidad de imagen.
Hay otros parámetros en los oculares que también debemos tener en cuenta, como son el «campo aparente» (ángulo visual aparente que se observa) y el «relieve ocular» (distancia óptima a la que hay que situar el ojo y que puede ser importante en el caso de usar gafas).
EL SISTEMA DE ENFOQUE: Es el mecanismo que nos permite desplazar, de forma suave y precisa, el ocular o la cámara fotográfica hasta encontrar el plano focal del objetivo, para obtener la máxima nitidez de la imagen.
Debemos comprobar, además de la calidad y precisión de este sistema, el recorrido total que nos permite, ya que en algunos casos no es suficiente para conseguir enfocar correctamente cuando utilizamos una cámara fotográfica o tenemos que intercalar algún otro instrumento (filtros, espectroscópio, etc) en el trayecto de la luz (este problema suele darse en los reflectores tipo Newton).
EL BUSCADOR: Es un pequeño telescopio con pocos aumentos y un campo visual mucho mas amplio que el del tubo principal, lo que facilita la localización y el centrado de los objetos; para lo cual se monta en paralelo y perfectamente alineado con dicho tubo principal, de manera que cualquier objeto que centremos en la retícula o cruz que tiene el buscador en su campo visual, quedará también centrado en el campo visual del telescopio principal.
También existen otros tipos de buscadores de visión directa o que utilizan un puntero láser.
LA MONTURA:
Es el soporte sobre el cual va montado el tubo óptico, y consta de dos ejes, perpendiculares entre si, con mandos, manuales o motorizados, que permiten apuntar dicho tubo a cualquier dirección del cielo.
Es muy importante que sea lo mas robusta y estable posible para reducir a un mínimo las oscilaciones provocadas al maniobrar el telescopio o a causa del viento (una montura endeble puede hacer muy incomoda la observación y desanimar a cualquiera, aunque la óptica sea muy buena). En un buen telescopio, la montura suele ser el componente mas caro del mismo.
Hay, básicamente, dos tipos de montura:
1).- ALTACIMUTAL: Tiene, igual que un trípode para fotografía, uno de los ejes en posición vertical (eje de acimut) y el otro horizontal (eje de altura). Es sencilla, económica y fácil de usar, pero tiene el inconveniente de que es necesario mover el telescopio sobre los dos ejes para compensar el movimiento aparente de los astros (debido a la rotación de la tierra) y mantenerlos centrados durante todo el tiempo que dure la observación. No es apropiada para la astrofotografía de largo tiempo de exposición, a menos que esté computerizada, con motorización en los dos ejes y cuente además con un derrotador de campo (para corregir la rotación que se va produciendo con el paso del tiempo en el campo visual).
2).- ECUATORIAL: En esta montura, uno de los ejes, llamado eje polar, hay que orientarlo apuntando al Polo Celeste (en la dirección N/S y con una inclinación sobre el horizonte igual a la latitud del lugar de observación), o lo que es lo mismo, debe colocarse paralelo al eje de rotación de la Tierra. El otro eje, perpendicular al primero, se llama eje de declinación. Esta disposición de los ejes nos permite compensar la rotación terrestre con un único movimiento sobre el eje polar, para así mantener a un astro continuamente centrado en el campo visual. Esta característica facilita o simplifica su utilización para hacer astrofotografía, ya que además no se produce rotación de campo.
Si está motorizado el eje polar (motor de seguimiento), nos facilitará mucho la observación (al no tener que tocar el aparato y provocar oscilaciones) y nos permitirá hacer fotografías de larga exposición.
Lo ideal es que esté motorizada en los dos ejes y cuente con varias velocidades para facilitar el apuntado y centrado preciso de los objetos, ya que además así se evitan las molestas oscilaciones en la imagen inducidas al usar los controles manuales.
En cualquiera de los casos, sea altacimutal o ecuatorial, si la montura está computerizada (función GOTO), mucho mejor, ya que sin esta ayuda, localizar objetos, sobre todo los de «cielo profundo» (galaxias, cúmulos, nebulosas, etc), puede resultar bastante laborioso, requiere cierta experiencia y ocupa un tiempo considerable ya que estos objetos no son, en la gran mayoría de los casos, visibles a simple vista ni a través del buscador.
La solidez del conjunto montura-base (trípode o columna) es muy importante para evitar o reducir las oscilaciones inducidas en la imagen al realizar los movimientos necesarios o por efecto del viento.
Es muy importante tener en cuenta la carga máxima para la que está diseñada la montura y que nos indica el fabricante, la cual debemos procurar que sea superior al peso total del «tren óptico» (tubo óptico + accesorios y cámaras) que vayamos a montar en ella (esto es especialmente importante para hacer astrofotografía, donde se recomienda que dicho peso total no supere el 60 % de la carga máxima indicada).
EL BUSCADOR DE LA POLAR: es un pequeño anteojo que va en el interior del eje polar y facilita la alineación de dicho eje con la estrella Polar. Lo llevan algunas monturas del tipo ecuatorial, siendo otro dato que conviene considerar (en algunos casos la incluyen de serie en la montura, pero en otros hay que comprarlo aparte, como un accesorio opcional).
RESUMIENDO:
– Si es un reflector o un catadióptrico: que tenga 150 mm o más de diámetro y una focal que nos dé una relación entre f : 4.5 y f : 10 (distancia focal entre 900 y 2500 mm, según nuestra preferencia en cuanto al tipo de objetos a observar).
– Si es un refractor: que tenga 80 mm o más de diámetro e, igualmente, una focal que nos dé una relación entre f : 4.5 y f : 10 (distancia focal entre 900 y 2500 mm, según nuestra preferencia en cuanto al tipo de objetos a observar).
– La montura: lo mas robusta posible, preferiblemente de tipo ecuatorial y motorizada al menos en el eje polar. Si está motorizada con varias velocidades en los dos ejes, mejor. Y si además está computerizada (función GO TO) o permite el control desde un ordenador, mucho mejor. Todo depende de lo que queramos o podamos gastar.
– Es conveniente disponer de varios oculares para obtener diferentes aumentos. Un buen juego, para empezar, podría estar formado por uno de 40mm, otro de 26mm y otro de 12mm, además de una lente de Barlow de 2x (duplicador).
– Otro detalle que no hay que olvidar es la calidad, tanto de la óptica como de la mecánica así como los accesorios incluidos (JUEGO DE OCULARES, buscador, filtros, enfocador de precisión, etc..), que nos ofrecen con sus modelos las diferentes marcas comerciales.
Aquí es nuestro presupuesto el que decide, aunque podemos encontrarnos con diferentes opciones de coste similar, que tendríamos que analizar y sopesar antes de elegir.
Otro detalle que condicionará nuestra elección, si no va a ser una instalación fija, será el tamaño y peso total del equipo que puede limitar su facilidad de transporte, montaje y desmontaje en nuestras salidas de observación.
Algunas marcas comerciales de telescopios:
TAKAHASHI takahashiamerica.com
WILLIAM OPTICS www.williamoptics.com
Algunas tiendas especializadas en Astronomía, en Canarias:
En Gran Canaria:
En Tenerife:
Otras tiendas de astronomía en España:
www.informatica-industrial.com
Carlos Vera Hdez. 27-11-1999 (actualizado el 26-12-2020)